
El otoño se está retrasando hacia final de año y la primavera cada vez comienza antes en el Hemisferio Norte.
Esta es la conclusión de un estudio de investigación realizado por la Universidad de Southampton a partir del análisis de las imágenes satelitales observadas entre 1982 y 2006.
La percepción de muchos aficionados y profesionales a la meteorología, que aprecian unos inviernos cada vez más cortos y tardíos en los últimos años, parece que podría tener una base científica.
Observación de imágenes satelitales
Para llegar a esta teoría, los científicos autores del estudio han examinado cientos de imágenes satelitales entre 1982 y 2006, buscando la plasmación en la vegetación de esos cambios estacionales.
Haciendo uso de las fotografías proporcionadas por el Global Inventory Modelling and Mapping Studies (GIMMS) se analizaron variables medioambientales como el ciclo del crecimiento de la vegetación, cambios en la cubierta de las hojas, su color o la velocidad de su crecimiento.

Concretamente, los científicos obtuvieron datos sobre tipos de vegetación específicos: la vegetación «mosaico» (pastizales, matorrales, bosques y tierras de cultivo).
Cambios importantes en los bosques de hoja caduca
Los cambios vegetativos más importantes relacionados con el cambio de la periodicidad de la estación otoñal se encontró en los bosques caducifolios de hoja ancha y en los grupos forestales de hoja caduca aciculiforme, los cuales mostraron claramente por sus estados vegetativos que el otoño llega cada vez más tarde.

¿Un efecto del cambio climático?
A juicio del grupo de investigadores el estudio realizado «muestra que el cambio climático está alterando significativamente los ciclos de crecimiento de la vegetación para ciertos tipos de vegetación”
Según los científicos ingleses, dichos cambios pueden provocar problemas en la sostenibilidad de las propias plantas, así como las especies que dependen de ellos, y en última instancia el clima a través de cambios en el ciclo del carbono.
Referencia: http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0034425713004422
Hola; me han eliminado un comentario a Juan Baena, desde mi punto de vista, absolutamente correcto y dando otra perspectiva del cambio climático. No entiendo sus motivos y procuro no crearme prejuicios con respecto a ustedes, a los que considero científicos y no apóstoles del nuevo mantra climático. Un saludo
Vivo en La Alpujarra, cara sur de Sierra Nevada desde hace 30 años, en mi opinión y experiencia, una muy considerable parte de castaños y olmos se han ido secando en este periodo. El descenso de precipitaciones y sobre todo el incremento de temperatura media cada año (la nieve en las cumbres es más escasa y dura menos) está provocando que además de tener menos nutrientes facilita el desarrollo de plagas que afectan a estas especies tengan más ciclos de reproducción por año.
Estimado Juan; como granadino y conocedor de la Alpujarra creo que la seca de castaños y olmos se debe más al entubamiento de acequias que al cambio climático, el cual se está produciendo, pero que los medios están vendiendo como el apocalipsis para mañana.
Recuerda que la Humanidad se ha adaptado a glaciaciones y a periodos cálidos. La Tierra nunca ha sido un Edén controlado.
Un cordial saludo y sigue disfrutando de Las Alpujarras.
Hola Rafael, en algunos casos tienes razón. Sin embargo, el entubamiento de acequias está sometido a autorización del Parque Natural o Nacional, y en las acequias de careo prohibido, que yo sepa. Por citarte tres pueblos, la seca de castaños de Bérchules y de Mecina Bombarón se produjo años antes del desmadre hidrológico-agrícola-paisajístico de estos dos municipios por debajo de la cota 1800 y en ejemplares de más de 100 añós. En el pueblo de Laroles, en el que vivo y conozco más profundamente (soy el secretario de la Comunidad de Regantes de Laroles desde hace casi 20 años) no se han entubado acequias, salvo algún tramo que debido a lo quebrado del terreno no cabía otra posibilidad hoy día y nunca en acequias de careo. Si quieres, puedes hacer la ruta del Castaño en Laroles donde hay un gran castañar que se alimenta de los careos de la Acequia del Boy y podrás comprobar mi afirmación del mensaje anterior. Saludos y gracias por tu comentario.
En mi opinión, basada en 20 años de estudios fenológicos, no se puede hacer esa afirmación tan solo con datos satelitales, pues los cambios fenológicos de las plantas se han de medir a pie de planta en cada órgano. En estos últimos 20 años no hemos notado diferencias significativas en la llegada del otoño y la primavera. Diferencias de 1 semana, en incluso 10-12 días pueden ser debidas simplemente a la variación interanual del clima.
Estoy de acuerdo. De hecho, en 2018 se publicó un estudio sobre la fenologia de la flora de los bosques de roble melojo en la Sierra de Guadarrama en relación al calentamiento global, estudio que se hizo a pie de campo, y no se llegó a una conclusión clara. Los cambios pueden ser perfectamente interanuales. No obstante, si cada vez los inviernos u otoños cálidos son más frecuentes, se verá que mas años la otoñada es mas tardia y la floracion de las especies tempranas empieza antes. Esto se puede estudiar muy bien con algunas especies de orquideas, las aulagas o los almendros.