Durante el pasado fin de semana pudimos asistir a un espectáculo meteorológico increíble, con la formación de una extraordinaria borrasca en el Mar de Bering, tras un proceso de ciclogénesis explosiva. En esta entrada hacemos acopio de los datos más interesantes al respecto.

Varios días antes de que sucediera el fenómeno, publicamos otra entrada avisando de su formación, para que pudiera ser seguida por todos aquellos interesados.

Encabezando esta actualización hemos querido mostrar una increíble animación generada a partir de las imágenes de alta resolución adquiridas por el satélite meteorológico japonés Himawari-8, en la que se muestra toda la evolución de la súper borrasca.

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Las diversas oficinas del Servicio Meteorológico Nacional de los USA dieron amplia cobertura al desarrollo del tremendo ciclón, con interesantes infografías que hemos recopilado como máxima expresión de las cifras dejadas por el mismo.

Por ejemplo, en esta figura podemos ver a la borrasca camino de alcanzar su pico de intensidad, el pasado domingo a las 00:43 UTC, 13 de diciembre de 2015.

En esos momentos su presión ya había caído a los 929 hPa, y mostraba una característica muy peligrosa que es el sting-jet o chorro en aguijón, característico de borrascas muy profundas cuando están próximas a alcanzar su apogeo. En esas zonas es donde se registran los vientos más intensos y, en este caso, fue una racha de casi 200 km/h (equivalente a un huracán de categoría 3) medida en la isla de Adak.

De las boyas meteorológicas que hay destacadas en la figura, la 46072 midió las olas más altas, con una ola gigante de más de 16 metros de altura, mientras que la 46618 midió la presión más baja, los 929 hPa indicados arriba.

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Aunque en su camino a las costas de Alaska la poderosa borrasca se fue rellenando, conservaba el suficiente poder como para ser capaz de generar condiciones meteorológicas muy adversas que motivó la activación de diferentes advertencias por parte del Servicio Meteorológico Nacional, debido a tormentas de nieve y fuertes vientos.

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En su momento cumbre, la súper borrasca consiguió profundizarse hasta los 924 hPa, originando un temporal de vientos con fuerza de huracán, capaces de levantar un temporal marítimo fenomenal. Es lo que se pone de manifiesto en la figura superior, con las lecturas extremadamente precisas del satélite Jason-2, que pertenece a la Misión de Topografía de la Superficie Oceánica, Ocean Surface Topography Mission.

Según las lecturas de este satélite, se llegó a registrar una altura máxima de ola de nada menos que 19 m.

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En esta otra figura se puede ver el mismo parámetro, pero desde un punto de vista más amplio.

Cabe recordar que esta presión mínima de 924 hPa aúpa a esta borrasca a la primera posición, junto con la que se originó en noviembre del año pasado 2014 en la misma zona, a partir de la transición extratropical del supertifón Nuri.

Se da la circunstancia de que, tanto en el Pacífico Norte como en el Atlántico Norte, se está atravesando periodo de gran actividad ciclogenética extratropical. Así, la formación de bombas meteorológicas (aunque no tan intensas como esta) está siendo significativamente recurrente.